LAS RUINAS DE LIXUS/LARACHE

Historia de Lixus

En la colina situada en la margen derecha del río Loukos, muy cerca de su desembocadura, se encuentran los restos arqueológicos de la ciudad romana de Lixus.

Es en la mitología griega en donde por primera vez se habla de estos lugares relacionándolos con los trabajos de Hércules (Heracles en griego). La descripción confusa que se hace de cómo Hércules va hasta el Jardín de las Hespérides permite suponer que este jardín podría estar localizado en esta zona.

La leyenda dice que la diosa Hera había plantado en su jardín , situado en el país de los Hiperbóreos, un árbol con manzanas de oro que le había regalado la diosa Gea y como las hijas de Atlante acostumbraban a ir a robárselas, mandó custodiarlo a un dragón inmortal de cien cabezas, Anteo, y a tres ninfas del ocaso, las Hespérides, llamadas Egle (Resplandeciente), Eritia (Roja) y Hesperaretusa (la Aretusa de Poniente).

Hércules fue a buscar estos frutos mandado por Euristeo, su primo que le había impuesto doce tareas (los doce trabajos de Hércules) antes de permitirle regresar a Argos.

Hércules convenció a Atlante para que fuese a robar las manzanas mientras que él le sujetaba la bola del mundo que portaba sobre sus espaldas.
Cuando Atlante volvió con las manzanas le dijo a Hércules que siguiese sujetando la bola de la Tierra y que él se encargaría de llevar las manzanas a Euristeo.
Hércules aceptó, pero rogó a Atlante que sujetase un momento la bola del mundo para que se pudiera colocar una almohada sobre los hombros.
Cuando Atlante cargó con la Tierra, Hércules cogió las manzanas que Atlante había depositado en el suelo y se marchó.

En otro versión las Hespérides eran siete jóvenes , hijas de Atlante que habían sido raptadas por el rey de Egipto, Hércules las liberó y las devolvió a su padre y éste en recompensa le ayudó a robar las manzanas de oro del jardín de Hera.

Las investigaciones históricas confirman que durante el siglo XII a. de C.
los comerciantes fenicios se instalaron en la zona; siete siglos más tarde los cartagineses siguen manteniendo esta posición clave para su comercio e hicieron de Lixus una ciudad próspera que rivalizaba con Cartago.
El almirante cartaginés Hannon, al relatar sus viajes, cuenta que en los alrededores existían elefantes, leones y gran cantidad de bestias salvajes.

Durante el período púnico los reyes bereberes, en especial Juba II, mantuvieron su prosperidad basada en la industria de las salazones y en la fabricación del “garum”, salsa muy apreciada en la época como condimento y que se obtenía a partir de las vísceras y otras partes del pescado fermentadas y especiadas.

A mediados del s. I fue conquistada por las legiones romanas del emperador Claudio y promovida al rango de colonia desempeñando un papel destacado en la Mauritania Tingitana hasta finales del s. III de nuestra era cuando Diocleciano reorganizó su imperio.

Sufrió la invasión de los pueblos germánicos, siendo ocupada por los vándalos en el s. V. Reconquistada por Justiniano en el s. VI se incorporó al Imperio de Bizancio.

A finales del s. VII se inicia la islamización de la zona y algunos árabes se instalan en ciertos barrios de la ciudad hasta que poco a poco va siendo abandonada por sus habitantes que se instalan en la nueva ciudad, “Al-Haraich” fundada por los Beni-Arous al otro lado del río.

Actualmente encontramos en la parte baja paralela a la carretera que viene de Tetuán las antiguas instalaciones de las industrias de la salazón de las que se han conservado 10 talleres y 147 pilas así como varios pasadizos con arcos de medio punto que comunicaban las pilas entre sí.

Este auténtico barrio industrial estaba situado junto al puerto, actualmente desaparecido bajo los sedimentos que ha ido dejando el río Loukos.

Ascendiendo por el camino trazado se llega a las termas públicas que conservan en el suelo del “tepidarium” (sala tibia) restos de un antiguo mosaico del dios Océano y al teatro-anfiteatro donde se realizaban las representaciones teatrales y los juegos circenses.

En la parte más alta está la “acrópolis” que estaba fuertemente fortificada y conserva todavía restos de sus murallas bien visibles en la parte superior del barrio de las salazones y en la ladera que mira al mar.

Aquí se pueden ver los restos de viviendas, de un templo, del ágora, de termas, etc.

La panorámica sobre el estuario del Loukos es excepcional, el río serpentea entre sus propios sedimentos formando pronunciados meandros hasta llegar al Atlántico.
La zona se inunda cuando la marea sube y se crea así un ambiente especial ideal para la vida de numerosas especies de peces como la anguila y de gran variedad de aves acuáticas que vienen de toda Europa a pasar el invierno.

Durante el verano, el agua salada que entra a la marisma se deja evaporar en las albercas de las salinas y se deposita la sal.

El puerto actual está en la desembocadura del río y aunque es un buen refugio para los barcos no les resulta fácil entrar y salir de él por las corrientes que se originan y por el fuerte oleaje.

» LIXUS
» LARACHE (III)
» LARACHE (II)
» LARACHE / HISTORIA
» LARACHE (Ancienne)